lunes, 29 de octubre de 2012

OTRO 'PARCHE' A LA REPRESENTACIÓN: LA CIRCUNSCRIPCIÓN PARA PERUANOS RESIDENTES EN EL EXTRANJERO


Albert Camus en La Peste decía que “el diablo que hay en el mundo proviene de la ignorancia, y las buenas intenciones pueden hacer tanto daño como las malas intenciones, si falta el conocimiento”. Frase que se nos viene a la mente cuando escuchamos hablar en el país de ‘reformas institucionales’. Lamentablemente, las reformas electorales no son la excepción. A pesar las ‘buenas intenciones’ para modificar un sistema electoral de cara a conseguir una mejor representación o fortalecer el sistema de partidos, hay efectos que se producen mecánicamente que no se tienen en cuenta a la hora de proponer tales cambios.

En el caso de la representación proporcional, reconocida constitucionalmente, el propósito es elegir un Parlamento que refleje, en la mayor medida posible, la sociedad en su conjunto. Ello no se reduce a que las preferencias de cada votante se recojan, se sumen y luego se repartan los escaños entre los partidos participantes según la proporción del voto. Sino, existe una diversidad de variables que intervienen en el reparto de los escaños. Una de ellas es la circunscripción electoral que actualmente se busca reformar. Esta no describe un espacio geográfico sino el número de representantes que le(s) corresponde(n) a un determinado número de electores.

El impacto de la magnitud de una circunscripción electoral tiene dos efectos diferentes. A nivel interpartido, en la relación votos-escaños y en las oportunidades de los partidos de llegar al poder, que influye fuertemente en la proporcionalidad del sistema electoral. En la dimensión intrapartido influye en la relación elector-candidato, en la medida en que cuando más pequeñas es la circunscripción genera un contacto mayor entre los dos actores. Una circunscripción de gran tamaño, como Lima, dará un resultado que permitirá la representación de más fuerzas políticas; si es más pequeña como Madre de Dios, el efecto será inverso.
En Perú, las circunscripciones electorales han sido constante objeto de reforma. De 1980 a 1990 los senadores se elegían en circunscripción nacional única y los diputados en circunscripciones según los departamentos. Con el autogolpe de Estado de Fujimori hubo una reforma electoral en donde se estableció la elección de la cámara única del Congreso en circunscripción a nivel nacional con el objeto de que fueran elegidos partidos pequeños para polarizar el poder de la oposición. Esto se mantuvo hasta el año 2001 cuando, luego de la caída del gobierno fujimorista, se volvió a reformar el sistema electoral y con él las circunscripciones quedando un total de 25. Para las elecciones del 2011, se realizó una reforma constitucional que aumentó a 130 el número de congresistas y creó la circunscripción Lima Provincias, existiendo en la actualidad, 26.

Actualmente, existen nueve proyectos de ley presentados en el Congreso con el fin exclusivo de modificar las circunscripciones, pendientes de debate o aprobación. Ocho de ellos proponen la creación la circunscripción especial para los peruanos residentes en el extranjero y uno noveno, presentado por el grupo parlamentario Nacionalistas Gana Perú, propone la creación de tres distritos electorales, que representen a los pueblos quechua, aymaras y amazónicos.

En los proyectos a favor de la circunscripción especial para los peruanos residentes en el extranjero, todos difieren en el número de escaños que debería corresponderle:
-     El grupo fujimorista ha presentado dos proyectos. En el primero propone que los escaños se distribuyan de manera proporcional; en el segundo que a través de una reforma constitucional se aumenten a 135 el número de congresistas y se asignen cinco escaños al distrito electoral.
-     Alianza Parlamentaria ha presentado tres proyectos de ley. En el primero propone que se le asignen cinco escaños; en el segundo que se otorguen seis escaños: tres para América; dos para Europa; uno para Asia, Oceanía y África; en el tercer proyecto propone nuevamente que sean cinco escaños.
-     Solidaridad Nacional ha propuesto que tengan dos escaños; Concertación Parlamentaria, cuatro escaños; Acción Popular-Frente Amplio que la distribución se haga de manera proporcional.
-     Adicionalmente a estos ocho proyectos, existen dos más presentados por el JNE y la Onpe para la creación del Código Electoral, dentro del cual se incluye la propuesta de creación de la circunscripción para peruanos en el extranjero. El JNE propone que se le asigne un escaño y la Onpe que sea de reparto proporcional.

Los promotores de las propuestas señalan que la creación de una circunscripción especial “garantiza el pleno derecho de elegir y ser elegido”, en tanto los electores de residentes en el extranjero han votado siempre por Lima, “no existiendo eficiencia en la representación y descuido de políticas migratorias y de remesas”. No obstante hay que tener en cuenta que el número reducido de parlamentarios hace que la repartición de escaños, en proporción a la población y siguiendo la demarcación territorial, arroje un total de 21 de 26 circunscripciones por debajo de los cinco representantes,lo que disminuye la proporcionalidad y dificulta que partidos pequeños accedan al parlamento posibilitando la toma de decisiones al interior del legislativo, y fortalece la relación elector-elegido que fue el objetivo de formar circunscripciones múltiples.

De aprobarse la creación de la circunscripción para peruanos en el extranjero, se elevaría a 22 las circunscripciones pequeñas constituyendo más del 80% del total de circunscripciones.Además, tomando en cuenta que el total de dichos electores es de 716,963 debería corresponderle una circunscripción de cuatro a cinco representantes, como lo proponen las bancadas Alianza Parlamentaria, Fujimoristas y Concertación Nacional.No obstante, cualesquiera sean las circunscripciones a las que se restarían escaños, las haría más pequeñas  si no se modifica el tamaño del Congreso, y con ello se le reduciría la representación de otros colectivos. Entonces estarían buscando mayor representación a costa de otra representación. Además, la función de un congresista no se reduce a llegar a la institución enarbolando la representación de un colectivo, sino que abarca la capacidad real no sólo de proponer políticas, sino de obtener el apoyo suficiente para que sean aprobadas. De nada vale tener a representantes de los peruanos en el extranjero si luego, por su reducido número, son incapaces de negociar y viabilizar  políticas públicas que los favorezcan.

De lo que puede observarse, el énfasis de las iniciativas se ha centrado en mejorar la proporcionalidad. Sin embargo, esta no es la única función de las elecciones, pues también se busca conformar un gobierno que sea capaz de tomar decisiones, esto es, que sea gobernable. El problema de la reforma electoral es que la relación inversa entre estos dos objetivos (proporcionalidad/gobernabilidad) hace imposible que un sistema electoral maximice uno sin afectar negativamente al otro. Por esta razón, los actores encargados de viabilizar las reformas electorales deben tratar de satisfacer, en cierta medida, objetivos potencialmente contradictorios. Por ello, cuando se piensa en reforma para mejorar la representación, no se puede dejar de lado los efectos que tendrá sobre la gobernabilidad del país, es decir, en la formación de partidos fuertes al interior del Congreso capaces de aprobar políticas públicas.

Lo que correspondería de cara a una verdadera reforma es modificar la unidad de reparto de escaños, que está condicionada a la división política sin criterios de diferencias étnicas, religiosas, incluso, geográficas -porque entre regiones pude haber mucha diferencia espacial-;  conjuntamente con el aumento de la magnitud del Parlamento, aunque ésta sea un propuesta políticamente costosa. Esto si se quiere conseguir representatividad en términos proporcionales, considerando que la representación no sólo debe medirse en términos de cantidad sino también de calidad y viabilidad.

Hace solo dos años se reformó la Constitución en el sentido de aumentar el número de parlamentarios y de circunscripciones. Actualmente vuelven a estar en debate proyectos de reforma integral del sistema electoral con la creación del Código Electoral. Lo cual demuestra que no existe un criterio integral de lo que se busca del sistema electoral como política pública y de sus efectos. Reformas electorales si son necesarias, sí; pero sin ser presas de la ignorancia o de las 'buenas intenciones’.


(CYNTHIA VILA ORMEÑO)

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